Colegio Alemán de Santiago
 
 
 
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Clasificación 193 HEI 1976
Autor(es) Heidegger, Martin
Título(s) Carta sobre el humanismo
Edición
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Lugar de Edición
Fecha de edición

Essex
Madrid
1976
Notas Libro usado en condición satisfactoria. COMPRA
Resumen Martin Heidegger \Martin Heidegger studied Roman Catholic theology and philosophy at the University of Freiburg, Germany, where he received a doctorate degree in 1913. He was very influenced by his professor there, Edmund Husserl, for whom he also worked as an assistant. In 1919 he began lecturing at Freiburg, where he instantly gained a reputation as an extraordinary teacher and thinker. Though he spent most of his academic career at the University of Freiburg, it was during the five years that he was Professor at Marburg (1923 to 1928) that Heidegger developed the ideas that would become the basis of BEING AND TIME--his most celebrated work dealing with the nature and meaning of Being. In 1928, Heidegger succeeded Husserl as the Chair of Philosophy at Freiburg. During the 1930s, Heidegger's political ambitions, which were heavily influenced by BEING AND TIME, grew. He supported National Socialism and from 1933 to 1934, while serving as the Rector of the University, upheld the strictures of the Party in an attempt to bring the University in sync with Berlin. After this tumultuous period Heidegger resigned from the Rectorship upon encountering much resistance to his plans, and his romance with the Nazi Party gradually faded. Heidegger continued to lecture and to write after the war--his later thought turning slightly away from the ontology of BEING AND TIME and focusing more explicitly on themes of technology, aesthetics, and language--if under something of a cloud. Regardless, his philosophy found an audience in France, and infiltrated philosophical circles outside of Europe beginning in the 1960s. Because of his unremitting work on Being, and because he proposed one of the 20th Century's most profound, anti-Cartesian conceptions of Being, Heidegger is renowned as a philosopher extraordinaire, whose ripple-effect has touched existentialism, pragmatism, aesthetics, technology, eco-philosophy, and literary theory. La carta sobre el Humanismo (en adelante CSH) fue escrita por Heidegger en 1946. Es la respuesta a una serie de interrogantes que sobre el humanismo le planteara Jean Beaufret al profesor alemán, aprovechando el inicio de una fructífera amistad y cuya primera versión, corregida y aumentada para su publicación, vio luz en 1947 bajo el título Sobre el humanismo, junto a otro escrito : La doctrina platónica de la verdad. En ese contexto Heidegger responde a la aparición del escrito de Sartre ¿Es el existencialismo un humanismo?. La última versión de la CSH es de 1976 y se encuentra en el volumen IX de las Obras Completas de la edición alemana, manteniendo el mismo título de la compilación que la recogió junto a otros escritos en el año 1967: Wegmarken. \La CSH aparece en un momento en que la palabra existencialismo viene desde Francia de la mano de Sartre y apuntalada por la El ser y la nada del mismo autor. Sartre había estudiado en Alemania con Husserl y Heidegger, en los años treinta. Durante la ocupación alemana Sartre publica la obra referida. La filosofía existencial tiene sus orígenes en las obras de Jaspers y Heidegger, en los años veinte, sin embargo ninguno de estos pensadores aceptó jamás esa denominación para sus respectivas obras, al contrario : la rechazaron. Jaspers publica Razón y existencia, donde, a raíz del movimiento nacionalsocialista, desplaza el concepto de existencia a un lugar secundario dando a la razón una prioridad indispensable. A Heidegger desde su preguntar de juventud le interesa la relación del Dasein con el ser, es decir el modo de ser (Dasein = exsistencia) del ser humano con el Ser, donde la experiencia fáctica común a todo ser humano cumple un papel determinante. Lejos de Sartre, el uso del término existencia, en el contexto alemán, proviene de Kierkeggard, quien produjo sus escritos en los años cuarenta del siglo XIX y en cuya primer obra intitulada O esto - o aquello, se expone que la auténtica existencia humana se da en la situación fundamental del elegir y decidir, sin dialéctica de por medio y de acuerdo a la auténtica experiencia cristiana. En Sartre el término cobró una connotación específica, después de la conferencia que de la noche a la mañana lo convertiría en figura intelectual de Europa (¿es el existencialismo un humanismo?), en la que se resaltaba lo que después serían eslóganes de diversas inquietudes: Comprométete, lleva contigo la humanidad, créate a ti mismo siempre de nuevo, solamente a través de tus acciones y la no menos famosa frase la existencia precede a la esencia, que sobre las ruinas y el desastre humano de la Europa de la inmediata posguerra, debió de haber sonado a imperativo categórico. Ante la barbarie, Sartre sonaba a profeta de una nueva humanidad y su filosofía a una filosofía del compromiso. Una filosofía que pregonaba que al haber descartado a Dios, alguien tenía que inventar los valores, ese alguien tenía que descartar, asimismo, cualquier a-priori de la vida. (Esta cuestión me lleva a algo que no quisiera dejar de mencionar, Sartre declararía que Heidegger era uno de los pensadores ateos más representativos de nuestra época, y no hay nada más alejado del pensar de Heidegger que una afirmación así. En todo caso, como se sabe, en este terreno existe más afinidad con Kierkeggard y Schelling. Y quizá se esté más cerca de Gabriel Marcel que del propio Sartre, por referirnos al contexto francés, aunque esto es improbable). Heidegger y Sartre, pese a sus intenciones de hacerlo, no pudieron encontrarse sino hasta 1952. La situación personal de Heidegger en esos años fue aplastante: retiro de la licencia de enseñar y del permiso para publicar, despojo de su casa de Friburgo y una pensión para malvivir, debido a su rectorado de Friburgo en 1933 con los nazis en el poder. Entretanto sus dos hijos estaban presos en Rusia a causa de la guerra: toda una prueba existencial.\El terreno hacia una reflexión en torno al humanismo estaba, en la posguerra, a flor de piel, pero no por ello habría que esperar que la CSH sea un documento ad hoc a la época, ni una declaratoria explícita ante el desastre europeo. Sin pretender hacer decir a la carta lo que no dice, creo que lo mejor es situarla como un escrito que resume el propio pensamiento de Heidegger y que lo pone en el camino de la vuelta. Con ese ánimo glosaremos la CSH.\CONTEXTO MÍNIMO INDISPENSABLE PARA SITUAR EL PENSAR DE HEIDEGGER\No intentaré un esbozo generalizado de una obra de la magnitud de la de Heidegger, sino sólo situaré algunos comentarios con respecto a la trayectoria intelectual y las preocupaciones sobre obras y autores que hicieron posible la conformación de un camino del pensar sumamente fértil y polémico.\Heidegger además de la fenomenología, se las entendía bastante bien en el manejo conceptual proveniente del ámbito académico de la segunda década del siglo XX: el neokantismo (Rickert y Emil Lask), el realismo intencional de Brentano (maestro de Husserl) y el psicologismo (Wundt y Lipps). Ya en 1916 escribe El concepto de tiempo en la ciencia histórica, anticipando las preocupaciones, de todos conocidas, de Sein Und Zeit, que no vería luz hasta 1927. Antes, Heidegger irá construyendo su pensar desde fundamentos religiosos, si bien no teológicos ni católicos, pero sí cristianos. De entre sus escritos anteriores a Ser y Tiempo, quiero mencionar los títulos de los mismos, porque me parecen una forma elocuente de esbozar la ruta propuesta. Veamos:\En 1919 escribe La idea de la filosofía y el problema de la concepción del mundo, donde destaca que toda experiencia inmediata lo es de algo en su significatividad y mundaneidad : el mundo mundea. Esboza el paso de la intuición fenomenológica a la intuición comprensora como intuición hermenéutica. Y más relevante aún: señala que la vida fáctica es el punto de arranque de la filosofía misma y el objeto de la fenomenología. El énfasis cae en el cómo se tiene la vida, en el cómo se posee en cada caso: facticidad.\En 1920 ofrece el curso fenomenología de la intuición y la expresión. Teoría de la formación filosófica del concepto. De lo se trata es de determinar qué es tener historia y en qué formas pide la vida originaria tenerla.\Entre 1920 y 1921, dicta un curso fundamental en su camino Introducción a la fenomenología de la religión Donde recalca que la vida fáctica no tiene carácter de objeto, sino de significatividad (esta idea nos lleva a pensar que desde aquí es desde donde se impone comprender la conferencia sobre Fenomenología y Teología de 1927 ya referida, pues sobre la teología, Heidegger, hará caer la acusación de ser una ciencia positiva: objetual). También desde esta experiencia fáctica hay que captar la temporalidad (Kairós), lejana a la simple conciencia de tiempo. Que tiempo sea vivencia y no medida lo explica Heidegger a partir de la explicación fenomenológica de las cartas de Pablo a los Gálatas y a los Tesalonicenses. Más aún: desde Pablo se comprende la originaria experiencia cristiana como Kairós. \En 1921 escribe Agustín y el neoplatonismo, donde se esboza otra posibilidad de comprender la experiencia cristiana de la vida. Se introduce la preocupación por la vida desde el curare latino para exponer el carácter fundamental de la vida fáctica (Más tarde será un concepto fundamental en Ser y Tiempo ). Se crítica a Agustín de falsear la experiencia originaria de la vida mediante el neoplatonismo, particularmente de la vida cristiana, al someterla a una filosofía griega latinizada: teología medieval. \En el año de 1922 redacta el famoso informe Natorp Interpretaciones fenomenológicas sobre Aristóteles. Indicación de la situación hermenéutica, aquí se tratan, en dos partes, una indicación de la situación hermenéutica, primera parte, que prepara el terreno a las interpretaciones propiamente dichas de Aristóteles, segunda parte. Es un trabajo vital, tanto por su contenido, como porque le representó a Heidegger una cátedra en Marburgo. Brevemente señalo que Heidegger lee de Aristóteles, sistemáticamente, lo siguiente : el libro VI de la Ética a Nicómaco ( aquí se trata de mostrar que la phronesis es una forma de desvelamiento que descubre la vida humana en cuanto se relaciona consigo misma, siendo la praxis la relación que la vida mantiene consigo misma); los dos primeros capítulos del libro I y el libro IV de la Metafísica (Aquí Heidegger mostrará que la teoría tiene su origen en la facticidad y que la radical actitud desocultadora del Dasein no es la Teoría, sino la Praxis); los tres primeros capítulos de la Física (desde donde se forja la idea de que el ser original es la vida y el fenómeno más básico de la vida es el movimiento); el capítulo VII de De Anima y otros, con parecidas intenciones y acarreando el reconocimiento de sus colegas contemporáneos por la originalidad de sus lecturas.\En 1923 dicta el curso Ontología. Hermenéutica de la facticidad donde después de hacer un recorrido por la historia del concepto de hermenéutica, lo sitúa, como vendría haciéndolo en esos años, en la experiencia fáctica. La hermenéutica en Heidegger, más que una teoría de la interpretación, es una forma de mostrar el inevitable modo de ser del ser humano. Gracias a la experiencia de la vida fáctica el hombre habla, produce, habita.\En 1924 pronuncia, a petición de su amigo el teólogo Bultmann, ante la Sociedad Teológica de Marburgo, la conferencia El concepto de Tiempo donde se prefigura la ruta de sus reflexiones acerca de la muerte sobre la base de las estructuras ontológicas de la vida humana y en relación al problema del tiempo.\En 1926 en susConceptos fundamentales de Filosofía antigua vuelve a tratar la Física de Aristóteles en virtud de la presencia. \Además de Aristóteles, en los años previos a Ser y Tiempo -1927-, Heidegger recibe la influencia de la lectura de Lutero, Pablo, Agustín, Kierkeggard, Santa Teresa de Ávila y, desde luego, de Husserl y Brentano. \Como penúltimo comentario a esta parte quiero referirme a una carta esclarecedora, en mi opinión, de una de las rutas decisivas de acceso al pensar de Heidegger: las raíces católico-cristianas de su pensamiento. En 1919 Heidegger envía una misiva a Engelbert Krebs, teólogo, cuyo trabajo El logos como salvador en el siglo I, influiría trabajos muy posteriores de Heidegger (vgr. Introducción a la metafísica) y amigo personal que casa en matrimonio católico a Heidegger, apenas unos años antes, y quien, desde luego, también recibe influencia del propio pensador de Marburgo. Cito sólo un fragmento, que creo especialmente significativo: \Los últimos años, durante los que me he esforzado en lograr un esclarecimiento de principio de mi posición filosófica, dejando de lado toda tarea científica particular, me han llevado a conclusiones para las que, si me mantengo en un compromiso extrafilosófico, no podría garantizar la libertad de convicción y de enseñanza. Evidencias de carácter epistemológico, que se extienden a la teoría del conocimiento histórico, han convertido para mí en problemático e inaceptable el sistema del catolicismo, pero no el cristianismo y la metafísica, ésta, ciertamente, en un nuevo sentido. (Ott en Navarro, 1997: 168)\Mi subrayado quiere enfatizar que, prácticamente hasta su muerte en 1976, estas dos inquietudes cruzan las obras de Heidegger. No es posible pensar en los conceptos típicos de la obra de este pensador, por ejemplo: ser, tiempo, acaecimiento transpropiador (ereignis), hermenéutica, facticidad, pensar, habitar, construir, poetizar, entre otros, sin referirse a la destrucción de la metafísica y a la facticidad de las primitivas comunidades cristianas.\Finalmente vale la pena hacer una referencia al punto clave de distanciamiento entre Heidegger y Husserl. La dedicatoria de la que se considera la principal obra de Heidegger Ser y Tiempo, dice: A Edmund Husserl en señal de veneración y amistad y en el parágrafo 7 inciso C de la misma obra se establece que : Las siguientes investigaciones sólo han sido posibles sobre el fundamento establecido por E. Husserl, en cuyas Investigaciones Lógicas la fenomenología se abrió paso por primera vez No sólo por la dedicatoria ni por la cita referida (que es sólo una entre muchísimas más) debemos pensar en la influencia del maestro sino que, como es del dominio común, incluso para el menos enterado, Husserl no sólo influyó en Heidegger intelectualmente hablando, sino que lo apadrinó en momentos decisivos de su vida. No obstante su camino está y debe entenderse por separado. La claridad de la siguiente cita no deja lugar a dudas:\Y cuanto más clara se me hacía esa intelección, con tanta mayor fuerza surgía la pregunta: ¿De dónde viene y cómo se determina aquello que ha de ser experimentado, de acuerdo al principio de la fenomenología, como la cosa misma? ¿se trata de la conciencia y de su objetividad, o del ser del ente en su desocultamiento y en su acción de ocultarse? (Heidegger, 1999: 100) \Las negritas que, evidentemente, son mías, destacan con mucha precisión la distancia que el propio Heidegger tomaría de Husserl. En la obra de Heidegger NO es posible pensar en términos de subjetividad, ni de conciencia, ni de la objetividad del objeto. Esto quizá también aclare el distanciamiento de la fenomenología francesa con respecto a Heidegger, y la cercanía con respecto a Husserl, por ejemplo en Merleau Ponty.\Hay aún mucho que referir, pero podría desviarnos de la intención principal de este trabajo. Vayamos a la CSH.\LAS (BREVES) GLOSAS\Pero ¿en qué consiste la humanidad del hombre? Reside en su esencia Aunque determinar la esencia del hombre puede inducir a una confusión entre dicha esencia y una perspectiva determinada de lo ente en su totalidad. Heidegger llama lo ente en su totalidad al modo en que se determina metafísicamente una época. Expone una serie de ejemplos al respecto : la humanitas se remonta a la época de la república romana que opone el homo humanus al homo barbarus, siguiendo para tal efecto la incorporación de la Paideia de la Grecia tardía; desde el cristianismo el hombre es hombre sólo si se entiende como hijo de Dios que oye en Cristo en reclamo del Padre y lo asume; en el renacimiento italiano renace el homo humanus romano (con la respectiva incorporación griega), pero ahora opuesto al homo barbarus desprendido de la escolástica gótica. Tal regreso al mundo griego será también motivación de humanismo del XVIII (Heidegger se remite a Winckelmann, Goethe y Schiller, sin incluir, desde luego, a Hölderlin); en la modernidad y enseguida del renacimiento, el hombre se liberó de ataduras medievales, pero transformó su esencia en sujeto, convirtiéndose en el ente sobre el que se fundamenta todo ente en su modo de ser y su verdad : una versión metafísica del antropocentrismo. Cabe destacar que estos humanismos reposan, a su vez, sobre el fundamento de una sobreentendida esencia del ser humano que indica que el hombre es una animal racional y que no obstante, señala nuestro autor, aún en el término animal reposa una interpretación de la vida que se apoya en una determinada interpretación de lo ente y enfatiza: \lo que finalmente nos queda por preguntar por encima de todo es si acaso la esencia del hombre reside de una manera inicial que decide todo por anticipado en la dimensión de la animalitas. ¿De verdad estamos en el buen camino para llegar a la esencia del hombre cuando y mientras lo definimos como un ser vivo entre otros, diferente de las plantas, los animales y dios? Sin duda se puede proceder así, se puede disponer de ese modo al hombre dentro de lo ente entendiéndolo como un ente en medio de los otros. \Cuando se hace mención a la metafísica como variado fundamento de una época, no se está haciendo referencia a algo que pudiera ser evitado por el hombre. De hecho valdría la pena aclarar un posible enredo a propósito de la metafísica : según Heidegger todo humanismo se basa en una metafísica que supone la interpretación de lo ente en su totalidad aún cuando no se plantee la verdad del ser y si dicha interpretación determina la esencia del hombre, entonces toda metafísica implica una forma de humanismo, pero este tipo de metafísica que fundamenta lo que el hombre es, según la época que lo determina, es precisamente la que impide la auténtica determinación de la humanidad con el ser humano. Esto hay que interpretarlo según creo así: el hombre siempre ha encubierto su esencia según ciertos ropajes que brindan una época y le ha llamado humanismo, esos ropajes son formas de la metafísica y por ello todo humanismo se basa en una metafísica, pero dichos humanismos no plantean la relación entre el ser humano y el ser. Para corregir tal situación, Heidegger propone plantear en medio del dominio de dicha metafísica la pregunta esencial que pregunta por la metafísica: ¿qué es metafísica? Son dos las características que abre esta interrogante: primera, que toda pregunta por la metafísica abarca la metafísica entera y que, segunda, en toda interrogación metafísica va siempre envuelta la existencia que interroga. Estas características permiten aclarar que el existir del ser humano está determinado, ya siempre de manera metafísica, lo cual implica que, ya siempre, tiene que fundamentar de tal o cual manera, pero fundamentar de tal o cual manera no significa atestiguar el simple devenir histórico, sino comprender que metafísicamente habitamos la tierra, no obstante:\la metafísica no pregunta por la verdad del ser mismo. Por tanto, tampoco pregunta nunca de qué modo la esencia del hombre pertenece a la verdad del ser. Pero no se trata sólo de que la metafísica no haya planteado nunca hasta ahora esa pregunta, sino de que dicha pregunta es inaccesible para la metafísica en cuanto metafísica. El ser todavía está aguardando el momento en que él mismo llegue a ser digno de ser pensado por el hombre En resumen y para concluir momentáneamente el punto diría que toda forma de humanismo ha encontrado siempre su fundamentación metafísica, pero que, no obstante, ninguna fundamentación metafísica ha dicho lo esencial del hombre, a saber: que el hombre sólo se presenta en su esencia en la medida en que es interpelado por el ser. Sólo por esa llamada ha encontrado el hombre donde habita su esencia. Sólo por ese habitar tiene el lenguaje a modo de morada que preserva el carácter extático de su esencia. A estar en el claro del ser es a lo que yo llamo la existencia del hombre. Sólo el hombre tiene ese modo de ser, sólo de él es propio. \De paso señalo que en esta cita se encuentra la clara diferencia entre la frase de Sartre que indicaba que la existencia precede a la esencia, y la heideggeriana: la esencia del Dasein reside en su existencia. Sastre pensaba en un momento histórico determinado, Heidegger en la historicidad de todo momento histórico. Sartre pensaba en un tiempo preciso cronológicamente existente, Heidegger pensaba en la temporalidad de todo acontecimiento temporal. Sastre olvidaba que toda existencia es ya metafísica y que se fundamenta en una esencia determinada. El existencialismo es, efectivamente, un humanismo, pero todo humanismo se funda metafísicamente en la existencia humana frente al claro del ser. Sutiles diferencias. Sólo de enfoque, dirían los distraídos. Yo no lo creo.\Ahora bien, según la habitual referencia a la introducción de Sein und Zeit, el ser humano experimenta el olvido del ser. Olvido no es extravío. Olvido es olvido del ser. Olvido del ser implica esta decisiva cadena de conceptos entrelazados: olvido, ocultamiento, sustracción, expropiación: acontecimiento propio (Vergessenheit- Verbergung - Entzug - Enteignis : Ereignis ). El hombre aún no recibe la interpelación del ser, aún no comprende cómo recibirla. Aún el ser le permanece oculto al hombre, al humanismo del hombre. El ser está oculto porque esencialmente así se le ofrece al hombre a través del ente, de allí que la pregunta fundamental de la metafísica sea: ¿por qué hay ente y no más bien nada? Con esta pregunta se distingue algo fundamental : el ser no es ningún ente, no obstante el ser nunca se presenta sin lo ente y un ente nunca es sin el ser Confundir el ser con el ente es lo que ha hecho la filosofía (al menos desde tempranas y extrañas lecturas de Platón y Aristóteles), pero es que el ser (Seyn) permanece oculto en su esencia ( el ser es nada y la nada es el retiro de lo ente en su totalidad : ante tal retiro se vislumbra el claro del ser ) y el ser humano aún no se sitúa en la ruta de su des-ocultamiento, no obstante que es la misma ruta de su destino humano. Heidegger diría que el ser está amenazado por el ente o, para no salirnos del tema, amenazado por el humanismo. En la misma CSH, afirma que el hombre no es el señor de lo ente. El hombre es el pastor del ser (p.281).\ ALGUNAS CUESTIONES SACRAS DE LA CSH\Merece la pena referirse a las siguientes líneas: \Pero lo sacro, que es el único espacio esencial de la divinidad, que es también lo único que permite que se abra la dimensión de los dioses y el dios, sólo llega a manifestarse si previamente, y tras largos preparativos, el ser mismo se ha abierto en su claro y llega a ser experimentado en su verdad. Sólo así comienza, a partir del ser, la superación de ese desterramiento por el que no sólo los hombres, sino la esencia del hombre, vagan sin rumbo.\Merece la pena referirlo porque da ocasión para señalar, con apenas mínimas indicaciones, aquello a lo que Heidegger parecía decir cuando, en la mencionada misiva a Krebs, renuncia al sistema del catolicismo, pero no al cristianismo y la metafísica. Por principio en la cita se recoge lo que ha venido sosteniendo en toda la carta: que si el ser se abre en su claro ante el hombre y éste des-oculta (aletheia - verdad) su esencia en el ente, entonces andaremos nuestro destino. Pero no se detiene allí, sino que ahora habla de la divinidad, indicando que su manifestación depende también del encuentro con el ser. El ser indica, también, la ruta del encuentro con lo divino.\Según Pöggeler las lecciones tempranas de Heidegger indican que es la fe protocristiana la que plantea a su pensamiento las preguntas decisivas La cuestión, sin embargo, no parece ser tan elemental. No habría que apresurarse a leer, en este tipo de enunciados, que Heidegger entiende la fe del cristianismo primitivo (no del catolicismo) en virtud de una afirmación ciega de dios, que lo conduciría, sin más, a la pregunta por el ser. En la sentencia de Anaximandro, Heidegger escribe que la creencia no tiene sitio alguno en el pensamiento, destacándose la idea de que creer no es igual a pensar. El creer tiene que ver con el dogma y, por ello, con la teología. Heidegger pensaba que la teología era una suerte de ciencia positiva de la fe. Y, en efecto, si uno confronta el pequeño tratado teológico de Karl Barth -otro contemporáneo de Heidegger - intitulado Esbozo de dogmática, encuentra líneas como las siguientes: \La Dogmática es una ciencia…Cada ciencia se ocupa de un objeto y un ámbito de actividad. Ninguna ciencia se reduce a pura teoría o a pura práctica, sino que todas constan de teoría y también de una práctica guiada por dicha teoría…El sujeto de la Dogmática es la iglesia cristiana…La confesión de fe comienza con esta significativa palabra: creo… La fe cristiana entraña una iluminación de la razón...\Al parecer los teólogos estaban muy ocupados en hacer de la fe una ciencia de la creencia, con lo cual, Heidegger no comulgaba, al contrario, recordemos que a través de la lectura no escolástica de Aristóteles (Libro VI de la Ética a Nicómaco) quiere llegar a una comprensión más auténtica del cristianismo y más apropiada que aquella que enseña la teología, incluso la contemporánea (por ejemplo desde las citas que acabamos de hacer). No sólo Aristóteles le era significativo en este punto, sino San Pablo y Kierkeggard.\Contra el dogma de la fe de la iglesia, Heidegger, buscará sostener la constitución ontológica fundamental de la existencia humana, sin negar a Cristo y sin recordarle como el clavado en la cruz del historicismo (o del humanismo religioso cual metafísica escolástica), sino como el que anduvo en la mar (como diría Machado) : el Cristo de la experiencia fáctica de todo Dasein, el de la ejecución fáctica en la experiencia del cuidado del ser. El ser que se oculta como ausencia, como recuerdo y como pensar. El ser que se des-oculta como presencia, como posibilidad y como logos. Cristo como Dasein que, fácticamente, está ante el claro del ser: ante lo divino y, por ello, divinizado en su divinidad. Gadamer precisa, a propósito del tema, que \Fue esto lo que Heidegger redescubrió en Hölderlin: el canto al ser-ahí de los dioses desaparecidos. Para Hólderlin, el último de los dioses del mundo antiguo era Cristo, el último que había morado entre los hombres. Desde entonces no tenemos más que la huella de los dioses que huyeron: Pero aún así tenemos mucho de lo divino… \El pensar-poetizante, más que la Teología o la Filosofía de la religión, es lo que determina el camino del encuentro con lo divino, al menos desde Heidegger y según lo parece confirmar la cita referida de la CSH. El pensar es lo que aparece-ocultándose al mismo tiempo, por ello el pensar es pensar del ser. Del ser como presencia y ausencia (huida de los dioses). Como presencia desde el advenimiento de la nada en el retiro del ente en su totalidad y como ausencia desde la meditación como recuerdo (sólo lo meditado recibe el regalo del recuerdo). \\Por último en torno a este tema, a-penas anunciado, no quiero dejar de mencionar dos cuestiones para futuras indagaciones heideggerianas :\Primera, explorar la distinción, que hace Derrida desde Heidegger, entre la fe en general (Glaube) y el acuerdo, el asentimiento, la fianza o confianza (Zusage) como lo más originario del pensamiento y como una forma de sacralidad testimonial, en la que se es consecuente con la verdad del ser.\Segunda, de la mano de Vattimo, indagar por qué la interpretación del pensamiento de Heidegger como ontología débil se puede pensar como un reencuentro del cristianismo y como un resultado del permanente actuar de su herencia \¿CÓMO CITAR ESTE TEXTO?\Millán, Marco (2006). Glosas a la Carta Sobre el Humanismo de Martin Heidegger. Texto publicado en la Revista Comunicologí@: indicios y conjeturas, Publicación Electrónica del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Primera Época, Número 5, Primavera 2006, disponible en: http://revistacomunicologia.org/index.php?option=com content&task=view&id=143&Itemid=115 9788420637983 Pasillo 1 91 p./COMPRA /ESPAÑOL CARTAS
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