Resumen |
Un día, en la escuela, Duncan encontró un montón de cartas para él. Eran sus crayones que, molestos por el trato que recibían, decidieron escribir cartas como ultimátum para Duncan. Crayón Beige está cansado de ser el segundón de Crayón Café; Crayón Negro quiere ser usado para algo más que los contornos; y el Naranja y el Amarillo ya no se hablan porque cada uno cree que es el verdadero color del sol. El pobre Duncan solo quiere que sus crayones sean felices. ¿Qué podrá hacer para tenerlos de vuelta? “Estaba en mi estudio dispuesto a escribir […] cuando me quedé literalmente mirando la caja de colores sobre mi escritorio y no pude dejar de notar lo desigual que se utilizaron. Azul y rojo eran apenas protuberancias, rosa estaba nuevo, melocotón tenía su envoltura arrancada… ¿Y si pudieran decir lo que querían?”. |