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Clasificación |
200 COR 2006
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Autor(es) |
Correa Lira, Padre José Luis
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Título(s) |
Pololear, ¿Cómo?, ¿con quién?, ¿cuándo?
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Edición
Editores
Lugar de Edición
Fecha de edición |
Patris
Santiago
2006
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Notas |
Nueva COMPRA
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Resumen |
Pololear, ¿Cómo, con quién, cuándo? Padre José Luis Correa Resumen El autor nos invita a viajar, a reencontrarnos con esta hermosa etapa de la vida, como una instancia especial para aprender a amar. Además nos entrega consejos prácticos y efectivos para llevarlos a la acción y no quedarnos con las buenas intenciones. Lea una Página 6. Algunos criterios y consejos prácticos, y ojalá útiles, para una elección asertiva del pololo o polola. 6.1. Positivamente Antes de iniciar un pololeo, aconsejamos reflexionar previamente sobre ciertas disposiciones o condiciones que se dan respecto a las personas que desean pololear: · Empatía Afinidad, química ¿click emocional?. En el pololeo debe darse esta empatía, esta química, esta atracción sentimental, emocional. No puede darse un pololeo cuando exista algo del otro que a uno le ataque o cargue visceralmente, cuando él o ella tenga algo verdaderamente insoportable; ¿antipatía?. Cosas como el rechazo a lo físico, gestos, olores, voz, fisonomía del otro, pueden bloquear la comunicación y la entrega. Tampoco basta la mera ¿simpatía?. Citemos al padre Montalat: Hay que comprobar si ambos sintonizan, vibran al unísono; en una palabra, hay que comprobar si los dos tienen un modo de ser afín. En caso afirmativo, el amor puede arraigar y adquirir solidez. ¿Por la afinidad de almas?, los que se aman acaban tan compenetrados el uno con el otro que ambos quieren las mismas cosas y se alegran y se entristecen por las mismas causas.(1) Los clásicos daban una extraordinaria importancia a la semejanza o afinidad del espíritu, considerándola como la causa del amor y de la amistad. (La) conformidad de espíritus es garantía de compenetración.?[3] Para que exista la posibilidad de establecer vínculos de amistad profunda y definitiva con una persona es necesario que exista entre uno y otro un alto grado de ¿afinidad? de almas. No basta con que él y ella se gusten?.[4] Ya lo afirmaban los antiguos: ¿La semejanza une, la desemejanza separa? Los pololos no pueden ser personas diametral o radicalmente opuestas, contrarias (?polos opuestos se atraen, pero no se repelen?), aunque sí distintos. · Complementación Debe darse cierta complementación, no anulación, sobre todo respecto a convicciones básicas culturales, religiosas y morales. Si se está enamorado de una persona de otra religión, se debe pensar, por ejemplo, si se está dispuesto a ceder en cosas esenciales como sería, a futuro, decidir qué religión tendrán los hijos (si se les bautiza o no, etc.) y qué educación religiosa (si se les lleva a la iglesia, a cuál; a quien se reza, etc.) y qué formación valórica les darán. El enamoramiento se produce entre personas con el mismo tipo y nivel de problemas y anhelos, pero con diferentes estilos para enfrentarlos y solucionarlos. Al respecto podemos aplicar lo que san Agustín afirma: ?en lo esencial, unidad; en lo opinable, libertad, y en todo, caridad. · Coincidencia Debe haber coincidencia en valores fundamentales. Coincidencia en estilo de vida a llevar, coincidencia en y con qué se es feliz. · Compatibilidad de caracteres Cuidarse de las parejas muy disparejas?, en las que no se da ninguna compatibilidad ? incompatibilidad total de caracteres?. Quienes van a pololear deben ser ¿tal para cual? [5]. Es lo que habitualmente se entiende cuando se dice que la otra persona es ¿mi media naranja?; o que ?encajamos como dos piezas de un puzzle o rompecabezas?. Si siendo pololos o novios no se entienden ni ponen de acuerdo en cosas básicas, ¿qué ocurrirá si se casan? [1] Ramón Montalat, Los novios: los misterios de la afectividad explicados con sencillez. |
Descripción |
187 p. |
Copias
No de registro | Status | Lugar |
1681 |
Disponible | LC |
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